martes, 6 de mayo de 2014

Lo que no se cuenta.

Tiene ese algo adictivo. Ese que cuando te sorprendes sintiéndolo, a veces te enfadas. A nadie le gusta sentirse vulnerable.
Podía verme a mi misma a través de un cristal, siendo inexplicablemente atraída por sus palabras, pero también por sus silencios. Por su mirada, que no mira, atraviesa. Desnudando a esos ojos que le están invitando a descolocar todo lo que hasta ahora creían imperturbables.

Y así, la atracción se iba confirmando con una tímida, pero reveladora sonrisa.